sábado, 27 de octubre de 2012

CUANDO EXISTE EL AMOR VERDADERO...(Basado en un hecho real)

Para Enrique Con eterno agradecimiento a su brindada amistad

(Si te apetece puedes escuchar el vídeo mientras lees)

Yolanda...

Un día más ha amanecido sin que estés a mi lado, sin esa sonrisa acompañada de un dulce beso, aquél que cada mañana me regalabas al despertar; sin la preciosa tonadilla de tu voz, esa que llenaba de cálida armonía cada momento del día a pesar de nuestros pequeños e inevitables enfados, típicos de la continua convivencia. No puedo cesar de pensar en el inmenso amor que siempre tuvimos el uno por el otro, jamás roto por el paso del tiempo, porque ambos supimos que nos amaríamos eternamente. Sabes muy bien que habría resultado imposible vivir separados, porque entonces nada hubiese valido la pena. Por eso ahora te digo: Yolanda... ¿cómo puedo estar sin ti?

No puedo acostumbrarme a vivir sin recordarte cada día, atormentados y desorientados mis sentidos al saber que nunca volverás a estar conmigo, ni podré recibir de nuevo esa pequeña caricia tuya que siempre guardabas para mí cuando nos sumergíamos en nuestro pasado y me decías lo recompensada que te habías sentido en la vida, solo por no haber dejado nunca de permanecer a tu lado, queriéndote y respetándote, sencillamente amándote de verdad, de la única forma que un hombre puede amar a una mujer, y que no es otra que demostrarle cada día que ella es lo más importante en su vida, y que por ella bajaría del cielo el universo entero si fuera posible, aunque un “te quiero” dicho con el corazón en la mano bastase para enamorarla en cada instante vivido...

Sólo tenías cinco años cuando te cruzaste en mi camino. Yo tenía tres más que tú. Permanecíamos jugando casi todo el día en el borde del camino, allí donde entonces pasaban los rebaños y no había más que solares, cuando hoy aquél mismo lugar está plagado de rascacielos, y en lugar de ovejitas circulan innumerables vehículos de todo tipo.

Una mañana me acerqué a ti y te dije: ¿Quieres ser mi novia? Tú te ruborizaste, escapaste corriendo porque no querías oírme, y porque aquellas palabras… no terminaban de sonarte nada bien.

Pero, al día siguiente, te acercaste tímidamente para decirme un sí, aquel sí que varias veces tuviste que darme en su día, porque nuestro amor creció con nosotros, y en cada etapa de nuestras vidas cada sí era diferente, como aquél beso en la mejilla que me diste aquella misma mañana; como la primera vez en que te pedí que nos cogiéramos de la mano y que jamás volviste a soltar cada vez que estábamos juntos; como aquél romántico día en que te besé en la boca por vez primera cuando solo tenías trece años; aquél día en que te pedí que te casaras conmigo recién cumplidos los dieciocho, haciendo que lágrimas de felicidad resbalaran por tus mejillas, y como aquél sí en el altar, más bella y radiante que nunca, el cual selló nuestra unión, aunque los dos sabíamos que en realidad no hacía falta, porque teníamos claro que nuestras vidas estaban unidas para siempre desde el día en que nos conocimos...

Vimos crecer a nuestros hijos, a nuestros nietos... pero pocos días antes de nacer nuestro primer bisnieto te marchaste, Yolanda… Te fuiste para siempre de mi lado, porque Dios lo quiso así, y solamente por esa razón sigo viviendo, sufriendo en silencio tu ausencia a pesar de lo mucho que te echo de menos, porque amarte sin tenerte cada día a mi lado, unido al terrible pensamiento de que no pueda volver a verte nunca más, me parte el corazón y el alma en miles de pedazos.

Yolanda, vida mía...

Sé que debo comprender, aprender a valorar todo lo bueno que vivimos juntos, las experiencias que compartimos, el bello recuerdo de este amor, y sobre todo estar convencido de que tarde o temprano, cuando llegue el momento, volveremos a reencontrarnos reviviendo nuestro amor, y esta vez ya nada podrá interponerse…

No quiero que mis hijos me vean llorar, aunque resulte imposible disimularlo, pero hoy... hoy hablé con un muchacho, sí, un muchacho que tú conociste, Yolanda, y al que doy eternas gracias por darme la oportunidad de relatarle nuestro amor vivido, de hacerle saber lo mucho que yo te he querido, como jamás ninguna persona haya podido querer a otra en el mundo, y me siento feliz por haberlo hecho, por haberme sentido escuchado, valorado, comprendido, y haciendo valer una vez más, vida mía, el profundo e inmenso amor que siempre he sentido por ti...

Y por todo ello, mi querido amor, desde hoy no volveré a llorar más, a pesar de que no me pueda acostumbrar a estar sin ti, porque bien sé que no te gustaría verme llorar... y por esa misma razón, hoy también te digo:

Yolanda, espérame en el cielo...

© Francisco Arsis Caerols

26 comentarios:

  1. Creo que esta historia de amor es la que todo el mundo espera encontrar es su vida y de la que apetece decir "deseo que se encuentren otra vez allá en donde esté ella".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pienso que tienes razón, sí, Leodegundia. En verdad espero que Enrique encuentre a su amor esperándole en el más allá, o lo que fuese, si en realidad hay algo...
      Un abrazo, querida amiga :o)

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, Maria José! Me alegro de que te haya gustado, y por supuesto, agradecido de tu visita a mi blog :o)

      Eliminar
  3. Francisco!!! No he podido dejar de emocionarme hasta las lágrimas con éste hermoso y bello relato, tributo a un gran amor.

    Sabes? cuando se ama así, como el sublime amor de ésta bella pareja, sientes el corazón volar hacia las hermosas esferas de la felicidad... con sus altos y bajos, pero amor verdadero siempre.

    Con lo bonito de tus palabras, haz transmitido un bonito mensaje y haz logrado llenar de luz el alma solitaria de un buen hombre como el de Enrique.

    Mi padre se llamaba Javier Enrique y partió de este mundo cuando tenía apenas 38 años, mi madre no deja de recordarlo y nunca volvió a casarse, eso me duele mucho y más cuando llego a visitarla y saca las cartas de antaño que él le enviaba cuando se enamoraron para que yo las lea, no te imaginas?

    Todo mi aprecio y cariño para Enrique.

    Y para tí... mi admiración por escribir tan hermoso.

    Te dejo un cálido y fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Nuria! ¡Qué casualidad que tu padre también se llamara Enrique, al menos como segundo nombre! Ciertamente, partió muy joven, todavía más que mi padre, que se fue con 44 años. Entiendo a tu madre, y en verdad tu padre debió de ser su amor verdadero. Conocí a Enrique y a su esposa hace por lo menos 20 años, y ambos eran personas excepcionales. Cuando ella murió, un día tuvimos ocasión de hablar y me contó su historia, y de ello ya hace algunos años. No he vuelto a ver a mi amigo, así que desconozco si vivirá todavía. En cualquier caso, siempre me decía que tenía ganas de reencontrarse con el amor de su vida, el único que había tenido. Un fuerte abrazo para ti también, y cuídate mucho :o)

      Eliminar
  4. Mi madre llora y sufre mucho... y cuánto deseo que algún día vuelva a encontrarse con mi padre y que se fundan en un abrazo sin fin, en recompensa a su gran amor y a tantos años de soledad.
    Gracias Francisco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy seguro de que así será algún día, Nuria. Lo mismo le deseo a mi estimado amigo Enrique. Gracias a ti por tu visita, de corazón :o)

      Eliminar
  5. Tan bonito tu relato como el profundo amor del protagonista. Me ha costado leerlo, me salen los sentimientos que aún no controlo tras la muerte de mi padre que me enseñó a ver que este tipo de amor existe, se que si en vez de haberse ido él al cielo(porque está allí) se hubiera ido mi madre, habría vivido ésta misma historia en su persona, no he conocido una persona tan profundamente enamorada como lo estuvo él de mi madre. Siempre me preguntaba por ella en cuanto me veía si estaba ingresado en el hospital. La primera vez que me atreví a visitar su lápida después de un mes de su ausencia, nada más llegar sonó mi móvil, era mi madre. Yo supe que él quiso que ella llamara para oír su voz.
    No pienses que me has hecho pasar un mal rato, después de sentir un profundo dolor durante mucho tiempo y tras él no sentir casi el aliento, ahora se que los sentimientos tristes o alegres son necesarios y buenos, nos indican que estamos vivos.
    Muchas gracias por hacernos ver siempre que lo estamos.
    Feliz domingo y un gran abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo que tu padre y tu madre también vivieron una gran historia de amor, Lola. Estoy seguro de que la llamada al móvil no fue pura coincidencia. Ya con decirte que ni siquiera creo en las casualidades... porque sencillamente no existen.
      Me quedo tranquilo al saber que, a pesar de todo, no has sufrido al leer el relato, aunque tus sentimientos hayan fluido sin poder controlarlos. Algún día tus padres también se reunirán, ya verás. Siéntete feliz de que pudieran vivir su profunda historia de amor. Un fuerte abrazo, Lola.

      Eliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Bueno ya llevo tiempo leyéndolo pero hasta ahora le comento.
    Es un texto empapado de ternura, ternura nostálgica que logró que, al menos yo, al leerlo me posicionará en los zapatos de alguien que vive una situación distinta a la mía, alguien diferente a mí pero que es humano cómo yo. Resumiendo, provoca empatía.
    Me alegra que su libro este a la venta fuera de España(¿en Amazon?), ojalá pueda conseguirlo y posteriormente darle mi opinión.
    Saludos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de tu visita al blog, Maria Genérica. Es cierto que la historia de Enrique provoca ternura, y no sólo por eso decidí escribir sobre el amor que vivieron, sino porque creí que valía la pena hacerlo. Él se ilusionó muchísimo cuando le entregué el relato. Hace años que no lo veo, y por una parte me disgustaría pensar que ya no está, aunque por otro lado me consta que el deseaba estar junto a su esposa para siempre. La novela, en efecto, está en Amazon.com, en versión Kindle. Ojalá algún día se edite en papel para latinoamérica, pero de momento tendré que conformarme con lo que hay. Un afectuoso saludo para ti también :o)

      Eliminar
  8. ¡Hola, Boris! Encantado de saludarte. Gracias por recaer en mi sencillo blog, y no dudes de que te visitaré igualmente y leeré tu poema. :o)

    ResponderEliminar
  9. Nunca me salen los comentarios, suelo leer y me lo guardo. Pero me veo en la obligación de decirte que: el amor es la magia que mueve el mundo. Gracias por este relato. Un abrazo.

    Daniel Aragonés.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón, Dany. Gracias a ti por tu visita y comentario, amigo "Irreverente". Un abrazo :o)

      Eliminar
  10. He entrado por casualidad en tu página, y he quedado encantado. Me he emocionado al leer esta historia de un amor maravilloso que todos quisieran tener algún día.

    Reitero mis felicitaciones.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias Fibonacci! En verdad tienes razón, y es por eso que me quedé maravillado al conocer la historia de Enrique y Yolanda.
      Eché un vistazo a tu blog, y creo que me daré más vueltas por allí, pues intuyo unos relatos bien buenos :o)

      Eliminar
  11. Creo que este ha sido mi relato favorito de todos los que has escrito, jeje! Es que ya sabes, soy una niña muy sosa y tierna cuando me lo propongo :3 ¡¡ME ENCANTÓ!! ¡Un beso, Francisco!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Alma! Me alegro mucho de que te haya gustado el relato. Aunque me suele entrar casi siempre la vena histórica, cierto es que no pude sustraerme, en esta ocasión, a relatar el bello amor que vivieron Enrique y Yolanda...
      ¡Otro beso para ti, guapetona!

      Eliminar
  12. Un pasado tan repleto de vivencias, de ternura e incluso de amor nos hace presagiar un futuro más vacío, pero cada momento de nuestras vidas ha de llenarse de una manera u otra.

    ResponderEliminar
  13. Sé que eres de los que han "perpetrado" ese premio tan inesperado por mí y quería agradecértelo porque me ha emocionado. Bastante premio es haber conocido a tanta gente buena e interesante a través del blog como esperar ese viaje virtual por la geografía española. ¡Muchas gracias! Espero que tengas mucha suerte contu libro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tu visita y comentario, Tawaki! Conozco a Leodegundia desde hace muchos años, y descubrí tu blog y tus viajes a través de ella. Me alegro de que te encantara el post que te dedicó. Un afectuoso saludo :o)

      Eliminar
  14. Qué tierno! Hermoso relato, me gusta cómo está contado, en primera persona, de modo tan simple y transmite tanto...
    Es increíble que se quieran tanto después de tantos años, me encanta eso.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias, Eva! Un placer tu visita a mi blog. Es un relato basado en un hecho real, como has visto, y así me fue transmitido, desde la más pura sencillez. Un saludo para ti también. :o)

      Eliminar
  15. Hola Francisco, he descubierto tu blog. Y ya me tienes de seguidora. Muy bonita historia de amor. Saludos.

    ResponderEliminar